(4) Enosicóticos
Gravonia en cata mundial de #Tenteniguadaclassics (Alternancia del “blanco” en el poder)
Se puede rectificar si me equivoco.
El Gravonia 2005…2001 recien probados estos dias y alguna fecha anterior…No hay mucho de estos vinos. Supervivientes. Estan superando los pedidos y corremos el riesgo de perderlos.
La gente no quiere tinto, tintorro, pesados bloques de húngaros y franceses, yankees y ribereños vendiendo noes y faluas sin medida…
De todo. Desde piel de citricos, encantadores toques de flor de limón, fruta dulce, minerales, añadas que transportan extraordinaria madurez in crescendo, con acentos evolucionados que priman sus aromas
de frutos secos y un flashback de frutas con mucha fuerza… hay notas aceitosas, botritis, pomelo fresco, volumen y hasta diría que un bello recuerdo a petróleo, mágico, para disfrutar largamente. #viuramonamour #gravonia
Malditovino en Twitter: “Beryna 2012 Mardito pelambrera georgiano,tá fundio con el vino! Qué vinazo! Rastros de Ferlinghetti en Paris #newines http://t.co/n3VjP8bJm4”
Para regalar: cerezas y moras, especias y regaliz; amplio en boca con buena tanicidad y deja un rastro fresco, mentolado, con fondo de resinas. Te acompaña. Está como siempre, navideño.
(1) Enosicóticos
Malditovino en Twitter: “La Cometa,sabores interesantes termina algo superfluo. Carente de sutilezas,es rutinario y hace sufrir un poco. http://t.co/xXQD0leQfV”
Del duende a la non-fiction, la manzanilla de Barbadillo
Del espectáculo que es el Barbadillo en nariz pasaremos a la apoteosis final en boca. Es la trayectoria magnífica que impregna gravedad y proyección.
Olivas majadas, carne de manzana y salitre, toques yodados y menta y la amarga sensación de almendra o semilla de albaricoque, mucho volumen en boca, una estructura ácida y un desarrollo de generosidad casi escalofriante, de mucho detalle y matiz; larga, intensa y expectante, un frescor casi sprite, incontenible voluptuosidad, un poco de mineral, tiza.
Me salgo del papel, ya lo sé, pero una tarde que tienes tiempo de plasmar algo en el bloc la aprovechamos y ponemos los recuerdos y el esfuerzo de los viajes y momentos, con el estilo que nos ocupa que es para el bien de todos y el vino por medio para alagar los sentidos.
La flor coagulada, hecha grasa, manteca, da un tono suave y sosegado al paladar que redondean hongos o castañas entre tierra y hojarasca en un sutilísimo aroma que destaca por instantes y luego hay fragancias que traen flores, piel de limones, badana y caramelo negro.
Pero el estilo de fruta que recuerda es soberbio. Las sacas me han dejado casi perdido en mi evolución, una persistencia, una severidad, un frescor, un recorrido interminable…Maravillosa manzanilla, mon amour.
Estanterias repletas de vinos (chic, chips & tweets) Repaso tuitero, pura holgazoneria (ordinarios, cotidianos, antes eran en vaso de vino).
Protos Roble es de esos vinos dedicado enteramente al turismo gastronómico, los toques tan clásicos de fruta roja y negra en compota y la acidez dando perfil largo a la madera de etiqueta te da idea de lo que hay.
Viñas de Gain más tostado que vainillas y florituras, frutos secos y buena acidez, un nueva generación de mucho caudal aromático y buenas percepciones en boca. Acompaña como un buen tempranillo riojano.
Pago de los Capellanes es el más perfumado de los catados en esta ocasión, muy abierto, con gran cuerpo y ese sabor tan completo de ciruelas y grosellas maduras.
Arzuaga Crianza, rosas en el momento de su máxima fragancia, nuez moscada y cedro, acidez que da la buena fruta. Aporta buena fragancia que siempre han tenido los Arzuagas.
Matarromera Crianza un Ribera de estilo in crescendo con aromas a grosella negra y virutas de lapiz combinando fuerza con una destacada elegancia, acabado de frutas negras y el avainillado (dulce) roble fundamental.
Pesquera siempre ha sido muy austero, los motivos quizás aleja a los elitistas, pero el vino muestra agilidad y tiene un sabor a ciruelas y chocolate negro y un fondo entre mineral y hongos muy atractivo.
Predicador, la madera es siempre la madera chez Contador/Romeo pero es un must sin el cual no entenderíamos lo que hace. Bien, hay voluntarios para todo.
Ramón Bilbao Selección 998 barricas con la tempranillo en plan vianda, te deja el aroma de violetas y un fondo de regaliz muy infantil, atractivo, con su inconfundible punto ácido y tánico.
Muga es como el ahumado predilecto de Rioja, los toques salados a veces de su fruta -mas mineral según la serie Muga que toquemos-, las especias y la madera estimulan aun más si cabe la sugerente conducta de este vino. Aunque habría más comentarios pero uno deja espacio a otras cosas.
Ángeles de Amaren es el paladar aframbuesado, no le falta complejidad, un deleite su sabor a caja de puros y el final de arandanos con recuerdos florales. Una deliciosa cata del vino.
Una compra feliz.
Por todo el mundo las cepas ya se han internacionalizado de tal manera que podemos encontrar los mejores clones traidos y llevados del nuevo al viejo mundo o a la tercera edad de la historia como ancianas glorias y va y surge el vino de parcela y sarmiento “vintage” o de terroir histórico y experimento, una herencia de la abuela o de campos olvidados con sus cepas casi asfixiadas que no daban para nada y ahora son santuarios de miles de peregrinos en pos del grial bendito… Uf, casi no respiro. El buscado mejor vino del mundo se hace con la pasión que al parecer solo está al alcance de unos privilegiados y los demás tenemos que correr a buscar la guia de turno o comprar la botella con la estola del campeón de tantos puntos, una forma de llenar el vidrio exterior con pegatinas alusivas a los grandes certámenes, las mejores recomendaciones y dentro de poco nos entregaran un lápiz de memoria con las mejores crónicas periodisticas o blogueras del mundo alabando las virtudes del vino en cuestión. Y ya está liada. Te mandan de un viaje vinos confusos de aromas y poderes, tánicos, concentrados, extraidos y biodegradables o estereotipados, y con el estress que nos domina apenas podemos darle otra oportunidad, la primera botella es la que cuenta.
Hay quien se decide por el producto más que por el maravilloso vino. Le pone la etiqueta de un tweet o la frasecita hipster que pegue en las barras más atrevidas y faciles del “megusta”. Perritos, guaguas bajando una cuesta, un cenicero para la piscina o lo que te olvidaste la última vez que estuviste en casa…casi parece un borgoña, es un nuevo mundo, yo busco mas lo de graves que los tozudos bierzos o los pesadísimos pomeroles, aunque un riojita a estas alturas y con el cordero me va más…
Clos del Portal Alfredo Arribas: Expresar el vino desde dentro
Tienen que emocionar estos vinos son como una aventura, un cuento de un pais encantado, la mirada a un despertar que bajaba por las terrazas mágicas.
La hermosa nariz de frutos rojos y negros, las notas florales, la documentación de matices, la bella estructura, movimiento y silencio, un plano de multichoques y la explosión de su finura, muy elegante.
Un vino hermoso, potente, la cariñena es la unidad, no queda nada fuera de ella, deleita, trae esas flores rojas entre el cedro y las especias cálidas, notas de aceite sobre pan, carne asada, compota de arándanos rojos, esa media sensación de proteinas, una acidez portentosa que da equilibrio a su austeridad de momentos, es que tiene un poder increible, es el lenguaje de Arribas que encarna en sus vinos, portal que quiera, una abstracción que se palpa, el límite de sus sentimientos, la belleza desde dentro…
Elegancia y encanto. Un mordisco de sensatez, una cosa como esta cata demasiado temprana pero a veces pensamos que no hay más tiempo. Se me cierran las puertas y me temo que quedarme solo en el garage con los caprichos o las manias es esperar por nada. Mejor sin discreción.
Y el coupage, el bendito pan del norte, la melancolia del cassis, la violeta y el regaliz, la madera rallada que abre perfumes integrando todo, textura, equilibrio, acidez, densidad.
Qué bien saben las violetas con la licorella, maravillosa palabra, me suena a Jacques Demy, poesia eres vino. Garnacha, cariñena, shiraz, me va.
Un gesto vital, de humanidad, con la crueldad de nuestra cultura y la belleza del romántico en el precipicio, el rojo y el negro, toda la riqueza que expresan los vinos en el paladar lo mismo su intensidad y concentración en cada movimiento buscando el contacto con la piel, universo y exhuberancia barroca.
Y ese toque final que queda de hoja de tabaco, nada tórrido, es menta y humo. Ambos, los mismos.
Quedamos en paz e ir como el pase, largo, dejandolo ir.
Vega Norte y Las Tirajanas, qué uvas nos ha puesto la naturaleza en estas islas
Manzana y flor marchita (pero qué profundidad, qué fragancias), grasos y con buqué a miel y flores, lo elegante y lo intenso, cítricos y fondos de vainillas.
Vinos de una concentración que muy pocos pueden conseguir; albaricoques (tal vez duraznos) con chocolate blanco y mentolados, hay quien le saca finas hierbas, la fruta de hueso y el tabaco rubio.
Ya no se trata de una cosecha 12 o una cosecha 13. Esto es garagismo puro, para mi casi de esta manera podría entender estos vinos y cómo los han tratado. Es una apreciación personal no traten de imitarla. Consulten.
Si el 2012 en albillo es sustancial, intenso, fruta muy delicada y exhuberante lo que da en el 2013 es algo bañado en mangos y frutas blancas y marca el estilo de Vega Norte; lo que hace la malvasia es mostrar un bocado muy ligero en el 2012, clásico, muy de albaricoque frente al poderío ácido de la 2013, largo y mostrando mucho carácter.
Diversos momentos.
Qué delicia el albillo palmero, maduro y activo y una malvasia de cumbre grancanaria con frescura pero que le va la buena fermentación, un poco mas y estalla la belleza caótica de esta uva.
Un bonito paseo por el luxe, la estética de los sueños, qué hay que decir para destacar lo bien montados que están, que tienen estilo y enraizados como nunca transmitiendo las mejores sensaciones al paladar.
Y lo bueno, bonito y barato está al alcance de todos y aparcamiento gratis.
Que disfruten.
Con su permiso, Maestro Manuel Barba. Delgado Zuleta, a la paz de Dios.
Recordaré siempre el dia que Antonio me presentó a Manolo Barba, de Sanlucar los dos, como las estrellas y los duendes, y me llevaron a conocer cómo suena romper el velo de flor, esa sensación al final de la caña, ese crujido vivo en mitad del silencio de la bota, en la cúpula de la bodega.
Se me antojó la luna en el The Way of a Soul de W. Th. Horton, así, tan inmensa, plasmando desolada felicidad, incontable gratitud, el sabor final de la grasa en la copa, en la caña bulliendo de menta y sal.
Los juegos de los fondos y las catas de la mano del Maestro Barba nos muestran una colocación metódica que alcanza la buscada armonia, en el catavino y en la dimensión humana de su trabajo. “Tiene que tener unos registros impresionantes Ud, Maestro”, tuve que decirle, “deben formar parte del Patrimonio de la Humanidad”.
Entre paralelismos y disonancias se camina así por el patio de barricas. Una linea larga, detrás, al frente, el punzante aroma te hace fijarte en lo cómodo de la tradicion decorativa, el emblema de esta filosofia, madre y solera, puñado de albero y quinqué para dedicarle una mirada a la arquitectura que impresiona, te hace parte del silencio.
Los terciarios, las lomas suaves, ese paisaje de tren de largo recorrido por la meseta o llanuras, los campos andaluces, pequeñas hondonadas, la venencia doblándose un pizco ante la copa, el granulado cayendo y rebotando en el cristal, los labios secos de salitre, el tirón de picante y salado que deja la manzanilla en su fase inicial…
Maestro Barba, ha sido un placer conocerle y aprender a gatear por su bodega, por la solera de su estilo, el suyo propio, el de Usted mismo.
El toque fue tan deseado, era tan enigmático a la vez, descubrir la liberación de la estética, que el impacto endureció el algodón y entregó en la mano grumos y pura levadura, vida elemental, criaturas de leyenda.
Catamos la bodega, el enorme océano de barricas nos hizo liliputienses, aquella fruta hacia delante envuelta en silencio, solo el chasquido en el catavinos. Las caras de los toneles sin nada que sobresalga. La fuerza en varios traslados es de mitos. Y ese trago al final, en un rincón de la bodega, como en un patio de colegio, pendientes y aprendiendo, te dan vida, capturas los compuestos aromáticos del terruño, el carácter, el alma de la viña.
Vamos recordando el vino de cómo es a como fué. Cuando se agarra con ahinco la llave del oloroso para abrirte aromas densos y tabacosos, suavizados por un elegante aire salino pero intenso y cubierto de una piel oscura surge el amontillado equilibrado y complejo, terminando con armonia en el paladar. Un viaje entre paréntesis.
Los aromas a nueces y el contingente de maderas añejas (púlpitos, y qué bónita siempre en esta zona esta palabra), incluso barnices que decoran el amontillado y la piel de naranja que le da ese toque aun femenino, mucha seriedad, los duendes de Sanlucar vuelan ahora en lo alto. La blanca y pálida manzanilla nos pone los pies en la tierra.
Yo he de volver aquí.