Le falta caña, ser más letal. Es un atrevimiento tal vez muy sutil, detalles femeninos, en fin, todo rodeado de su mitologia personal. El “mariscal” hace los vinos pensando en agradar más que convencer (lo digo con sinceridad, en un cáculo mucho más universal que la propia ideosincrasia del que hace vinos). Pero hay vinos suyos, Monje, que marcan hitos en estas islas, estaba antes que muchos, ha hecho cosas mejores antes que muchos y no hay que rasgarse las vestimentas por hacer apologia del autor mas emblemático de las islas si quitamos a Carballo o un Lozano.
Lo dije. Me ha salido del alma. Por lo demás, un matiz violáceo, brillante (aunque la listán aquí debería subirse un montón), con aromas francos, tonos secundarios bien integrados, buen equilibrio en boca. Deberia saltar algun molde en mi opinión pero tiene una buena retronasal y da mucho juego. Persistencia frutal. Si tienen un tópico es evocar el olor de la tierra húmeda, mas previsto en la tinta que hace tinto que esta femenina versión. Muy sugestivo.
La historia esta de vinos de las Islas Canarias confieso que me condiciona muchas veces, en general, y trato de ser mas leal a lo que hacen pequeños vinateros, concejales de parcelas sin subvenciones mediáticas, y me da la sensación de estar delante de un vino que han movido, que han manejado su idea con el impulso corporativo, jugar con ventajas de mercado y disponer de material a la hora de llenar estanterias…No se, se está fraguando una pequeña revolución quasi burguesa pero ideal para esto del vino. Vino cómodo, de local, de garage, de barrio pero ubicado en un entorno amable, convencional, genérico y original, genuino. Sacado de las manos no de los contenedores.
El Bibiana rosé es una delicia a tiempo, con su momento, sin cultura preliminar. Les gustará.
Si hablara de cine diría que opondría la lealtad del estilo de planificación a la deslealtad del estilo de montaje. Trucos. (El gran Bazin me viene a la memoria)