Saborear un vino y comentarlo expresando sentimientos.
Ya me fio menos de los parametros minerales, de la listán piconera, del suelo ejecutor, del alisio y de los vaivenes costeros de humedades y salitres.
Es algo que lleva la uva en su carne. Seguramente transmitible pero irrepetible y va segun las cosechas, capaz de llegar a ofrecer su equilibrado perfume y calidad en unos años. Y es así El Chibirique, una bellísima listán negro. Poquitas, en ocasiones, de cuando en cuando, surgen con este deleite pero escasamente sobre todo con el potencial de maduración que Suertes del Marqués puede llegar a poner en sus vinos.
Apartando los viajes de Simbad o las percusiones volcánicas me da que hemos bebido esta uva en otro “vino” o es un vino con recuerdos de los primeros 7Fuentes
e incluso La Solana.
Déjà vu.
Obviando los regalos frutales, las caricias metódicas de la composición literaria, estamos ante un nuevo comienzo, un taste of honey vitalizador y sincero.
Un vino menor de grandes proporciones. Hay momentos de exótica opulencia, complejos y hasta fugaces. El color es tan de un suspiro pero el vino embriaga y da calor en boca.